lunes, 6 de febrero de 2012

Carta a los hombres del futuro

  

  Buenas noches hombrecillos del mundo venidero, próximos hijos de la Tierra. Sí, esa motita color caca que tenéis localizada en la Vía Láctea, era mi hogar. También es cierto que lo de hombrecillos no es pega mucho. Por aquí los científicos se están poniendo de acuerdo en que vosotros vais a ser mucho más altos que nosotros (aunque por otra parte, en mi caso no va ser muy difícil.)

    Bueno, el caso es que os escribo para contaros algunas cosillas que se me han pasado por la cabeza. Me he dado cuenta (espero que no influya el hecho de que acabo de ver Demolition Man en el ordenador). ¿Que qué es un ordenador? Pues veréis, todos esos dígitos y elementos multimedia que os proporciona la lente monocular que lleváis incrustada en vuestra retina, en mi época se visualizaban en una pantalla de diferentes tamaños. Esta pantalla iba unida a un teclado donde las letras del alfabeto se distribuían acompañas de diferentes teclas y funciones para poder administrar información a través de páginas web y sistemas operativos… ¡Ya! ¡Lo sé! Menudo rollazo. ¿Qué os creíais? ¿Que los chips que compráis y os introducís bajo la piel, cargados de información han existido siempre?

    Bueno no quiero salirme mucho del tema. He llegado a la conclusión de que voy a escribiros una carta cada cierto tiempo. No sé cómo demonios hacérosla llegar, ya que el correo ordinario supongo que ha desaparecido o lo habréis sustituido por algún tipo de envío telemático-psíquico o cualquier chorrada de esas… Estos hombrecillos hiperespaciales…

    Venía, concretamente a hablaros de una cosa que aquí comúnmente se llama AMOR. El sentimiento amoroso o tener una relación amorosa o querer a alguien, etc., supongo que eso, entre vosotros ya habrá pasado a la historia.

    Seguro que vuestro sistema de emparejamiento (si es que aún existe) está totalmente organizado para obtener el óptimo resultado en la gestación del embrión. Seleccionarán cada parte de un miembro de vuestra especie para reproducirla en perfecta armonía sin errores genéticos o posibles fallos a largo plazo. Supongo que seréis casi inmortales y estaréis repartidos por multitud de planetas para poder subsistir y permitir al medio que se regenere con tiempo y cuidados especializados. Por aquí eso no se hace mucho, y así nos va…
    Total, que me desvío del tema. El caso es que vengo a explicaros una de esas cosas que vosotros no entendéis de vuestros ancestros. Toda esa cantidad de literatura (por dios espero que aún leáis), toda esa cantidad de videos, películas, fotografías, canciones, dibujos, historias, leyendas y demás bienes culturales que hayáis recopilado y salvado de los sucesivos desastres mundiales (naturales o de origen antrópico ) os habréis percatado de que tienen un nexo en común: el AMOR

    Hay muchos tipos de AMOR, existe el AMOR a uno mismo, el AMOR a los animales, el AMOR a las plantas, a AMOR a los videojuegos de Ezio y Altair, el AMOR a tu ciudad, el AMOR a las pizzas del Barranco, etc… Pero yo quiero hablaros del AMOR a otra persona, el AMOR que te hace quererla “amorosamente”….

    Tranquilos, todas esas imágenes de homo sapiens en las que dos de los miembros estaban unidos por sus bocas no son extrañas malformaciones siamesas ni rituales mistéricos de invocación de dioses mitológicos (aunque más de uno se acuerda de su dios cuando está…)

    A ver a ver, que me desvío. El caso es que quiero que conozcáis una forma de interactuar de los ejemplares de mi especie, que por lo menos,  en los siglos que a mí me ha tocado vivir, ha sido de las más productivas y beneficiosas para ambos implicados en el acontecimiento.

    A veces, nosotros, vuestros ancestros, sentimos un extraño sentimiento (un sentimiento es eso que sientes, que no es físico, pero que puede hacerte reír o llorar, puede perjudicarte o beneficiarte y hacerte valorar una posición más que otra dentro de cualquier tipo de litigio) de soledad. Por aquí se ha puesto muy de moda calificar a esos seres humanos de “forever alone”. El caso es que cuando sentimos ese arrebatador sentimiento nos preguntamos que nos falta, que necesitamos para paliarlo. Así llegamos a la conclusión (no os voy a contar todo el proceso pero si leéis algún documento donde aparece el verbo “fapearse” habréis descubierto la primera etapa de la búsqueda) de que necesitamos otro ser humano para curarnos esa enfermedad del alma, del corazón (las enfermedades supongo que las habréis erradicado. Seguro que ahora os morís de algún virus informático que ataca la parte cibernética de vuestro organismo).

    Este otro ser humano, que antiguamente estaba estipulado, debía ser del sexo contrario, pero que en mis años no importaba nada si era de tu mismo sexo,  lo encontramos después de diferentes búsquedas. Algunos, muy pocos, lo encontraban durante su primera búsqueda. Otros debían intentarlo repetidas veces hasta localizar su “media naranja” (una naranja es una fruta…una fruta es un tipo de alimento…sí, alimentarse es lo que vosotros hacéis cuando ingerís esas pastillas llenas de vitaminas, proteínas, y demás nutrientes.)

    Cuando encuentras tu media naranja tienes muchas opciones para/con ella. Una de ellas es exprimirla una vez y tirarla a la basura…… ¡No! ¡Es broma! Os voy a contar lo que pasa cuando unes estos dos elementos: AMOR y media naranja.

    Cuando entre tu media naranja y tú surge el AMOR, el tiempo transcurre a otro ritmo, los minutos parecen segundos y las horas parecen minutos (Einstein, genio coetáneo a nosotros, quiso explicar la Teoría de la Relatividad de esa forma. Sí, esa teoría con la que vosotros aprendéis a leer y a escribir.) A veces, una pareja (que es como se denomina a dos medias naranjas que se unen) pueden estar minutos sin hablar, solo mirándose a la cara como bobos, sonriendo, acariciándose y dándose besos (no os quiero explicar esto es profundidad, pero que sepáis que a veces hay intercambio de saliva..temblad..). Y vosotros diréis “que chorrada y que pérdida de tiempo….en vez de estar jugando a la Nintendostation X con el Medal of Duty XVIII, “Galaxy at War”. Pues sí, eso es parte del AMOR, ¡frikis!

    El AMOR te hace sentirte como cuando vosotros os inyectáis polvo de Plutón en las venas, en esas juergas nocturnas que os echáis, pillines… seguro que vuestra resacas son estratosféricas…

    Algunos de los seres humanos más inteligentes se han empeñado en justificar a través de razones científicas, eso que digo que se llama AMOR. Pero sinceramente, entre nosotros, no creo que ni ellos sepan realmente de qué está hecho.

    El AMOR está hecho del primer bocado al algodón de azúcar que comprábamos en nuestras ferias, está hecho del primer trago de agua tras horas trabajando bajo el Sol (el Sol era la estrella que nos proporcionaba luz y calor en nuestro planeta  y que era el centro de nuestro Sistema Solar). El AMOR es la necesidad  de tener cerca a otro ser humano, aunque no necesites nada específico ni estés sufriendo ningún tipo de patología.  El AMOR es buscar a alguien  y que cuando no esté te falte, no sólo te falte él o ella, sino que te falte todo. El AMOR es aquello por lo que Pablo Neruda escribía, aquello por lo que John Lennon cantaba, aquello por lo que Ulises comenzó su Odisea. Estos son sólo unos ejemplos, los primeros que me han venido a la cabeza, de lo que es o era el AMOR.

    Amigos espigados, imberbes y seguramente con tetradactilia (espero que por lo menos en los pies. Ese condenado dedo diminuto  no sirve para nada, ¡Sólo para golpearse contra objetos puñeteros!) El AMOR, estoy convencido de ello, era lo que movía el Mundo (nuestro mundo, claro está, nosotros, egocéntricos, con nuestro estúpido antropocentrismo ciego, que pensábamos que estábamos solos aquí.)

    Por AMOR el ser humano alcanzaba las cotas más altas de felicidad y a la vez se deprimía hasta alcanzar los grados más bajos de infelicidad posibles. Por AMOR estamos, estábamos dispuestos a hacerlo casi todo (algunos no sólo estaban dispuestos a casi todo, sino a todo). Desde recorrer largas distancias (claro, largas distancias a vosotros…seguro que atravesáis galaxias en segundos…no sabéis disfrutar del viaje…)  para sólo, ver durante unas horas al ser amado; o incluso cambiar radicalmente de vida sólo para estar cerca de esa persona. El AMOR nos asaltaba de repente o iba creciendo dentro de nosotros. El AMOR nos unía como seres humanos. Una abuela de Canadá podía sujetar la mano de su anciano marido, para cruzar la calzada helada, por AMOR. Por AMOR el jornalero madrugaba cada mañana para encorvarse bajo el calor de agosto dentro de los invernaderos de Almería, para dar de comer a su esposa, a su familia. Por AMOR un joven aldeano de alguna provincia rural de China se enfrentaba al grave y recto padre de su amada y le miraba a la cara para pedirle la mano de ésta en matrimonio.

    El AMOR es aquello que nos mantenía ilusionados dentro del mundo de injusticias en el que vivíamos. Algún documento que conservéis os dirá lo contrario. Que el AMOR no era para tanto, que estaba sobrevalorado, que San Valentín lo había inventado El Corte Inglés, (El Corte Inglés es un centro comercial muy conocido…un centro comercial es un lugar donde se desarrolla un mercado de diferentes artículos…comprar…vender… la absoluta autosuficiencia en la que vivís…debe ser aburridísima) hacedme caso, el AMOR existe.

    En conclusión, quería explicaros un poco en esta carta en qué consiste esto del AMOR. Sería imposible que vuestro desarrolladísimo cerebro, vuestro extraordinario intelecto sobrehumano de superhombre (Nietzsche debería estar saltando de alegría si os viera) entienda algo tan poco cuantificable, definible y analizable como el AMOR. Lo siento mucho por vosotros, debéis tener una existencia tan perfecta…que pena. Los errores eran una de las partes más interesantes dentro del corpus ritual del AMOR.  A veces los errores te llevaban a la reconciliación  y la reconciliación te llevaba a... Sí os agitáis viendo imágenes donde se unen los labios de diferentes especímenes…no me hagáis hablar de lo que se une cuando se produce una reconciliación satisfactoria…

    Para despedirme, aunque os volveré a escribir cuando tenga tiempo, quería comentaros algo más. Existen dos seres humanos así por la zona de Granada, provincia de Andalucía, comunidad autónoma de España, país soberano localizado en Europa, continente del planeta Tierra (sí, esa pequeña motita color caca que veis por vuestros hipertelescopios…era dónde vivía, no os moféis más.)¿Los habéis encontrado?  Afinad vuestra maquinaria de viajes temporales y los localizaréis, hacen muy buena pareja, seguro que los reconocéis a primera vista, los dos bajitos y muy guapos ellos. Pues bien, estos albergan, dentro de su “yo” más profundo, eso que os he definido como AMOR. Si por casualidad encontráis en uno de vuestros viajes a mi querido planeta (en vuestra época, esa motita color caca de antes, os lo estáis pasando genial, ¿verdad?), algún vestigio, documento, material o fotografía suya en la que se refleje este sentimiento que llevan ambos inscrito dentro de su más profundo ser, guardadlo. Protegedlo y conservadlo con mimo y delicadeza, pues tenéis delante de vuestras narices a dos de los seres humanos que más ejemplificaron eso que os he definido antes. Son, ellos, el mismo AMOR personificado, la misma inmaterialidad inconmensurable que os describía antes. Jamás llegaréis a discernir la complejidad de conexiones que existen entre esos dos seres vivos. Sólo, admiradlos porque tenéis ante vosotros la mayor aportación que hizo el hombre al Universo: el AMOR puro y desinteresado.


Postdata:
Si recibís esta carta y de alguna forma podéis comunicaros conmigo, por favor, os pido, si puede ser posible, que me digáis, por el amor de Dios (no os explico que es Dios, que estaríamos años aquí…) ¿Cuándo cojones va a ganarle el Madrid al Barça?

Gracias, seres…altos…calvos.
Javi



E.F.C.Q.T.A.S.V.M.M.